martes, 3 de enero de 2012

Quién es la ley?

Los reconocí, enfrente de mí tenía a una veintena de Guerrilleros de Cristo Rey y verdaderamente imponían respeto. Vestían unas chupas oscuras y casi todos portaban gafas de sol, sus edades rondaban entre los veintitantos y cincuenta y pocos. Por sus gestos se notaba que estaban acostumbrados a estas lides. Julio me los presentó y nos dimos la mano, uno se levantó mientras decía al resto:
-Vámonos de aquí, damos mucho el cante y lo que había que ver ya está visto, además, esto huele a madera.
Lentamente fueron incorporándose todos y salieron al exterior, Julio hizo señal para que les siguiera mientras decía:
-¿No querías conocer en vivo una cacería de rojos como las de antes? ¡Ahora la vivirás!
Nos alejamos por entre las calles hasta un sitio más apartado. El trasiego de gentes que llegaban a contemplar la retirada de la estatua era impresionante. Unos iban a aplaudir, los otros a abuchear: en ese momento buscábamos a algunos de los que aplaudían.
De repente los vimos. No irían menos de un centenar, sus largos pelos y formas de vestir servían de carta de presentación. Solían moverse en grupos numerosos para evitar posibles agresiones, pero hoy no tendrían suerte.
Nos detuvimos y los observamos, estaban a un par de manzanas de distancia. Uno de los guerrilleros, el que llevaba la voz cantante, dijo al resto:
-¡Cómo siempre! ¡A la tercera cargamos!
Avanzamos hacia ellos ocupando todo el ancho de la calle, a nuestras espaldas ocultábamos las porras y cadenas que nos servirían de armas. Cuando estábamos a menos de treinta metros, nos divisaron.
-¡Que vienen los fascistas! ¡Que vienen los fascistas! -gritaron con terror.
-¡Permanezcamos unidos! -oímos que decían-. ¡Somos muchos y no se atreverán!
El jefe guerrillero se paró en medio de la vía con las piernas abiertas, mirando fijamente a las presas. Detrás de él, de acera a acera, nos situamos el resto de igual manera.
- ¿QUIÉN ES LA LEY? -gritó el primero.
-¡¡CRISTO REY!! -respondimos el resto.
Los contrarios, al escuchar tan temida frase, empezaron a flaquear mientras avanzábamos andando…
-¿QUIÉN ES LA LEY?
-¡¡CRISTO REY!! -volvimos a responder.
-¿QUIÉN ES LA LEY?
-¡¡CRISTO REY ES LA LEY, GUERRILLEROS AL PODER!!
-¡¡CRISTO REY ES LA LEY, GUERRILLEROS AL PODER!!
-¡¡CRISTO REY…!!
Mientras la adrenalina nos llenaba por completo, iniciamos la carga contra los otros, que salieron huyendo despavoridos, abandonando bolsos y zapatos sobre los adoquines de la acera. Varios furgones de policía pararon a nuestro lado, pero los uniformados ocupantes permanecieron inmóviles en sus asientos. No querían problemas.
Tranquilamente nos fuimos del lugar y nos despedimos con un fuerte abrazo, y volví a Cánovas donde tomé un refresco.