Madrid.
Segunda mitad de la década de los 80. La presencia de skinheads en las
calles madrileñas es ya un hecho palpable en la zona de Porrones
(Arguelles). Apenas son una veintena, asiduos al fondo sur del Bernabéu
en su gran mayoría y al“Bunker”, un garito situado en el viejo
Chueca. Esa es la época del protagonista de este artículo, Chamberí
Firm, uno de los dos socios con los que abrió una tienda mítica en la
escena skinhead madrileña de la década de los noventa: Street Style.
No
pocos han sido los que se empezaron a interesar por las diferentes
culturas urbanas tras visitar Inglaterra. El protagonista de este
artículo no escapa a ello. Su entrada en la cultura skinhead con 16 años
así lo demuestra. “A decir verdad me hice skinhead por diferentes
motivos: el primero, al conocer Inglaterra con 16 años en un viaje de
Inter-Rail cuando prácticamente en España esa fórmula económica de
viajar era totalmente desconocida. En aquella ocasión y acompañado de
unos amigos conocimos el Soho y Camden lo que para nosotros supuso una
revolución. En segundo lugar, el haber militado/simpatizado con grupos
políticos madrileños formados en la Transición que se nutrían de algunos
skinheads en sus filas. Y por último, el haber tenido un vecino ultra
de origen italiano y mayor que yo que se acabó sentando en el sofá de
Gabilondo y que me presentó a capos de grupos ultras madrileños y no
madrileños…El cocktail estaba formado. Política + fútbol + estética y
pasión por lo british.”
Las
primeras tiendas que se ocupan de la estética madrileña se abren en esa
época y hasta 1990 ambos socios fundadores de Street Style trabajan en
una de ellas:DSO. Tras su periplo en DSO deciden abrir una tienda con un
enfoque distinto del que se conocía en Madrid. “Desde nuestro punto
de vista, DSO estaba muy enfocado a una estética muy marcada y política,
que ya tenía su clientela fija. Nosotros pensábamos que podríamos
aportar más al movimiento. Tanto los viajes previos a Londres como a
Barcelona (más avanzada antes del 92 que Madrid en muchos aspectos, todo
hay que decirlo) y especialmente en el “skinheadismo” nos ayudaron a
tener otra perspectiva del movimiento. En Barcelona, ya existían antes
del 90 tiendas como Dollar o Smart & Clean y proliferaban multitud
de fanzines y conciertos. También detectamos que el skin head barcelonés
ya vestía con bastante antelación con más elegancia. Mientras en Madrid
por entonces se estilaban los vaqueros casi elásticos y las Martens de
veintricuatro agujeros junto a una camiseta o algún Fred Perry contado,
allí desde hacía tiempo se veían Ben Shermans, Levi´s, Harringtons y
Loafers.”
No
era extraño este tipo de estética en la capital madrileña ya que los
skins madrileños en su mayoría procedían del punk, influencia que se
trasladó a la música.“Los primeros skins madrileños escuchaban Sex Pistols, The Damned, Toy Dolls, The Buzzcocks, Sham 69, The Clash. Al
poco tiempo ampliaron sus miras y empezaron a llegar a Madrid los
primeros LPs de Cock Sparrer, The Business, Last Resort, Angelic
Upstarts”. Y junto a la irrupción del Oi! en Madrid llegó la de la música RAC. “Fue
a partir de 1987 donde empiezan a correr por Madrid catálogos de la
discográfica francesa “Rebelles Europeenes” y la posiblidad de adquirir
vinilos de No Remorse, Evil Skins, Machtoc, Chauves Purris,
Skrewdriver.”
En esa situación embrionaria de la escena skinhead madrileña Chamberí Firm y su socio deciden tomar una decisión arriesgada desde lo comercial y desde lo personal .“Eran
los años de la criminalización total del movimiento: el caso Lucrecia,
el travesti asesinado en Barcelona, los reportajes de Informe Semanal,
el asesinato de Rouquier, la plaza de Cubos…”. A pesar de la enorme politización de la escena madrileña de esa época, Street Style se mantuvo al margen. “En
cuanto a Street Syle, nuestra primera decisión fue “no política” y “no
fútbol” en la tienda. Aquello no quería decir que renegásemos de nada,
sino que ya existían tiendas que cubrían sobradamente ese espectro. Por
otro lado sabíamos que el 80% de nuestro público objetivo poblaba las
gradas madrileñas. Por ese motivo nuestra primera acción publicitaria
como anuncio de la apertura a mediados de 1990 fue plagar de unos
Carteles en DINA-2 los dos estadios de la capital noches antes de
partido. En los carteles aparecía una foto sacada del libro “Skinheads”
de Nick Knight donde aparece un grupo de niños rapados y con crombies.”
Esta decisión de mantener un tono puramente cultural para el establecimiento no fue bien visto por algunos. “El
hecho de tomar esa posición fue percibida por algunos como gesto de
ambigüedad, pero fueron mayoría los que se cruzaban Madrid y venían del
extrarradio a comprar a nuestra primera tienda en el distrito de Tetuán
(skins, mods y scooter boys). Y somos conscientes que le quitamos
clientela a DSO en aquella época. Prueba de que fue un acierto es que
dos años después, los propietarios de DSO acabaron abriendo una tienda
con una línea más “smart” llamada Urban Madness.”
Lo que arrancó como una empresa “mitad romántica y purista y mitad comercial” daba sus frutos. La clientela empieza a diversificarse y la tienda se convierte en un referente para la escena. “Venían
chavales con sus madres desde barrios del extrarradio de Madrid para
adquirir sus primeros Fred Perry’s. Y se mezclaban en aquel pequeño
local con niños que cursaban estudios en los mejores colegios privados”.
A
pesar de la aureola de romanticismo con el que alguno intenta barnizar
la estética skinhead, el coste de la misma en el Madrid de comienzos de
los noventa no era precisamente barata. “Te puedo decir que un
polo Fred Perry costaba 4.500 pesetas (27 €), una sudadera Lonsdale,
unas 6.000 pesetas (36 €), un jersey de pico Fred Perry, unas 5.500
pesetas (33 €). Obviamente el coste de la vida era otro y los
salarios también, pero por suerte, muchos de aquellos jóvenes ya tenían
sus primeros empleos o por el contrario se traían a algún familiar para
que costease la compra (las madres siempre pedían descuento, por
cierto).”
Económica
o prohibitiva, la estética skinhead comienza a familiarizarse en Madrid
a la velocidad de la luz. Un boom que deparó una de las anécdotas más
curiosas deStreet Style en toda su historia: “Recuerdo un día donde
aparecen en la puerta cuatro secretas y a los cinco minutos aparece un
cliente que vivía cerca de la tienda de San Raimundo, acompañado por el
hijo de Felipe González, por entonces presidente del Gobierno…El chaval
lucía una media melena y quería comprarse una sudadera Londsdale…
Posiblemente ese día fue el comienzo del final de esa marca.”
La
familiarización de la estética skinhead trajo consigo una desvirtuación
a nivel estético en años posteriores difícil de asimilar, producida en
parte “por ciertas influencias musicales dentro del movimiento” en opinión de Chamberí Firm.
El cambio entre mediados de los ochenta y mediados de los noventa era patente en la escena skinhead madrileña. El primero fue “tener acceso rápido a música y ropa, ya que no todo el mundo podía permitirse viajes a Londres para adquirir aquel material”. Pero también se produjo un cambio más profundo ya que “antes
de 1993 el 80% del movimiento en Madrid estaba relacionado, o por lo
menos simpatizaba, con grupos NR. O por lo menos simpatizaban con
posturas patrióticas sin más. A partir de entonces muchos jóvenes,
provenientes de las tribus urbanas más variopintas, adquieren la
estética skinkead con una postura antirracista, que lo que realmente
aglutina son a militantes de izquierda o jóvenes que habían tenido
encontronazos por las calles con aquellos skinheads primigenios. El
hecho de que alguno de los fundadores de aquel nuevo movimiento me
llevara a mí como diez años ya dice mucho de aquella “subida al carro”.
Esto provoca cada vez más incidentes en Madrid y más control policial.
Incluso gente que no pertenecía a ninguna de esas opciones, pero a la
que le gustaba la música y la estética, sufrió las consecuencias de esa
guerra urbana, lo que provocó que mucha gente abandonara el movimiento o
simplemente adaptara una estética más discreta.”
Street Style tuvo dos localizaciones distintas. “La
primera tienda se inaugura a mediados de 1990 y después de funcionar
muy bien y mejorar nuestras expectativas se decide expandirnos al centro
de Madrid y abrir la sucursal de la calle Estrella. En aquella época
eran muchos los jóvenes que solían acudir a la zona de Gran Vía-San
Bernardo para adquirir ropa y discos de todo tipo e incluso comics. Como
la idea era abrir un estudio de tatuajes en el nuevo local, entendíamos
que aquella zona era ideal para ese tipo de clientela. En aquellos
momentos el único estudio serio de tatuajes era el de Mao & Cathy en
Malasaña y el de un francés en Lavapiés.”
Dos
localizaciones y muchas “leyendas urbanas” tras de sí. La primera de
ella, la mala relación con el entorno DSO-Urban Madness. Sobre
ello Chamberí Firm comenta“como ex -empleados de DSO era una relación de
respeto, aunque hubiera algo de competencia. En el caso de Urban
Madness, con uno de los dependientes salíamos de marcha y conciertos
durante años, no te digo más”. Otra leyenda propagada, esta vez a
posteriori, fue la vinculación de los orígenes de los socios fundadores
de Street Style a la escena anti-fascista madrileña, concretamente a los
orígenes del Sharp-Madrid. “Nada más lejos de la realidad. Los dos
socios habíamos militado en entornos falangistas y NR a mediados-finales
de los 80, pero el hecho no tener en la tienda célticas de tres metros y
vender música Soul y mod hizo que algún que otro personajillo
intoxicara. Curiosamente, estos personajes llevaban tres días en la
escena. La gente que movía el cotarro en Madrid en todos los sentidos
nos conocía (mods + skins + gradas). Bien es verdad que cuando yo
abandoné el negocio se contrató a un empleado que provenía de ese
entorno…Pero esa ya es otra historia que yo ya no viví.”
Pareja
a esta leyenda urbana está el hecho de que destacados miembros del
anti-fascismo militante comprasen vinilos de música RAC en Street Style.
Para más inri, de RAC alemán. Sobre ello Chamberí Firm declara “desde
luego de 1990 a 1995 esto no fue así porque para ese mundo éramos
considerados nazis, otra cosa es que en los últimos años hubiera pedidos
por correo de ese entorno o de cualquier otro sin saberlo, los cuales
nosotros tratábamos como cualquier otro pedido.”
Leyendas urbanas y anécdotas en torno a Street Sytle. Unas graciosas “recuerdo
haber realizado por teléfono desde la tienda, una entrevista telefónica
para el diario ABC y haber recibido la visita de alguna cámara de TV”; otras menos como el hecho de que “en
ambas sucursales de Street Style, los primeros agentes de la Brigada de
Información de Tribus Urbanas (recién formada por entonces) seguían
desde el metro a algunos clientes “revoltosos” y les esperaban a 50
metros de la tienda.”
Y alguna que mezcló lo surrealista con lo cómico y que casi tuvo un final trágico. “La
anécdota más surrealista no se produjo dentro sino fuera de la tienda.
Street Style era la principal anunciante de la revista Super Hincha en
sus inicios. Uno de los componentes del equipo de Super Hincha, en un
viaje del FA a Atenas, creo recordar, hizo una foto a un componente de
la expedición, no sé si peñista y con problemas de visión en un ojo.
Dicho personaje iba con una tajada impresionante y se desnudó en el
hotel de cuerpo entero, momento en el que el fotógrafo de la revista
aprovechó la ocasión para inmortalizar el momento.
Al
enseñarnos la foto en la tienda y tener que empezar a montar la
contraportada de la siguiente edición de la revista, nos hizo gracia y
la utilizamos como “leit-motiv” del anuncio. El tipo aparecía en pelota
picada tapándose sus partes y el personaje no era lo que se dice un
“Adonis”. El eslogan era “a que esperas para vestirte en Street Style”, o
algo así. Os podéis imaginar lo que supuso esa foto en una tirada muy
importante de ejemplares que se vendían hasta en los Vips…A las semanas
recibimos la visita de unos abogados de la ONCE (el tipo tenía algún
tipo de minusvalía) que amenazaban con demandarnos. No recuerdo cómo
pero el tema acabó en agua de borrajas, de milagro…”
Aún
así, el peor momento de la tienda madrileña fue cuando sufrió un
alunizaje precisamente en la época en la que la estética skinhead se
había puesto de moda en Madrid. “La policía lo consideró como un robo común, pero en el mundillo también había gentuza y siempre tuvimos nuestras sospechas.”
Steet Style, un recuerdo vivo de la que para muchos fue la mejor época de nuestra vida.
Fuente: Nuestra forma de vida