miércoles, 29 de mayo de 2013

Street style: el madrid "skinhead" de los 90



Madrid. Segunda mitad de la década de los 80. La presencia de skinheads en las calles madrileñas es ya un hecho palpable en la zona de Porrones (Arguelles). Apenas son una veintena, asiduos al fondo sur del Bernabéu en su gran mayoría y al“Bunker”, un garito situado en el viejo Chueca. Esa es la época del protagonista de este artículo, Chamberí Firm, uno de los dos socios con los que abrió una tienda mítica en la escena skinhead madrileña de la década de los noventa: Street Style.

No pocos han sido los que se empezaron a interesar por las diferentes culturas urbanas tras visitar Inglaterra. El protagonista de este artículo no escapa a ello. Su entrada en la cultura skinhead con 16 años así lo demuestra. “A decir verdad me hice skinhead por diferentes motivos: el primero, al conocer Inglaterra con 16 años en un viaje de Inter-Rail cuando prácticamente en España esa fórmula económica de viajar era totalmente desconocida. En aquella ocasión y acompañado de unos amigos conocimos el Soho y Camden lo que para nosotros supuso una revolución. En segundo lugar, el haber militado/simpatizado con grupos políticos madrileños formados en la Transición que se nutrían de algunos skinheads en sus filas. Y por último, el haber tenido un vecino ultra de origen italiano y mayor que yo que se acabó sentando en el sofá de Gabilondo y que me presentó a capos de grupos ultras madrileños y no madrileños…El cocktail estaba formado. Política + fútbol + estética y pasión por lo british.”

Las primeras tiendas que se ocupan de la estética madrileña se abren en esa época y hasta 1990 ambos socios fundadores de Street Style trabajan en una de ellas:DSO. Tras su periplo en DSO deciden abrir una tienda con un enfoque distinto del que se conocía en Madrid. “Desde nuestro punto de vista, DSO estaba muy enfocado a una estética muy marcada y política, que ya tenía su clientela fija. Nosotros pensábamos que podríamos aportar más al movimiento. Tanto los viajes previos a Londres como a Barcelona (más avanzada antes del 92 que Madrid en muchos aspectos, todo hay que decirlo) y especialmente en el “skinheadismo” nos ayudaron a tener otra perspectiva del movimiento. En Barcelona, ya existían antes del 90 tiendas como Dollar o Smart & Clean y proliferaban multitud de fanzines y conciertos. También detectamos que el skin head barcelonés ya vestía con bastante antelación con más elegancia. Mientras en Madrid por entonces se estilaban los vaqueros casi elásticos y las Martens de veintricuatro agujeros junto a una camiseta o algún Fred Perry contado, allí desde hacía tiempo se veían Ben Shermans, Levi´s, Harringtons y Loafers.”

No era extraño este tipo de estética en la capital madrileña ya que los skins madrileños en su mayoría procedían del punk, influencia que se trasladó a la música.“Los primeros skins madrileños escuchaban Sex Pistols, The Damned, Toy Dolls, The Buzzcocks, Sham 69, The Clash. Al poco tiempo ampliaron sus miras y empezaron a llegar a Madrid los primeros LPs de Cock Sparrer, The Business, Last Resort, Angelic Upstarts”. Y junto a la irrupción del Oi! en Madrid llegó la de la música RAC. “Fue a partir de 1987 donde empiezan a correr por Madrid catálogos de la discográfica francesa “Rebelles Europeenes” y la posiblidad de adquirir vinilos de No Remorse, Evil Skins, Machtoc, Chauves Purris, Skrewdriver.”

En esa situación embrionaria de la escena skinhead madrileña Chamberí Firm y su socio deciden tomar una decisión arriesgada desde lo comercial y desde lo personal .“Eran los años de la criminalización total del movimiento: el caso Lucrecia, el travesti asesinado en Barcelona, los reportajes de Informe Semanal, el asesinato de Rouquier, la plaza de Cubos…”. A pesar de la enorme politización de la escena madrileña de esa época, Street Style se mantuvo al margen. “En cuanto a Street Syle, nuestra primera decisión fue “no política” y “no fútbol” en la tienda. Aquello no quería decir que renegásemos de nada, sino que ya existían tiendas que cubrían sobradamente ese espectro. Por otro lado sabíamos que el 80% de nuestro público objetivo poblaba las gradas madrileñas. Por ese motivo nuestra primera acción publicitaria como anuncio de la apertura a mediados de 1990 fue plagar de unos Carteles en DINA-2 los dos estadios de la capital noches antes de partido. En los carteles aparecía una foto sacada del libro “Skinheads” de Nick Knight donde aparece un grupo de niños rapados y con crombies.”

Esta decisión de mantener un tono puramente cultural para el establecimiento no fue bien visto por algunos. “El hecho de tomar esa posición fue percibida por algunos como gesto de ambigüedad,  pero fueron mayoría los que se cruzaban Madrid y venían del extrarradio a comprar a nuestra primera tienda en el distrito de Tetuán (skins, mods y scooter boys). Y somos conscientes que le quitamos clientela a DSO en aquella época. Prueba de que fue un acierto es que dos años después, los propietarios de DSO acabaron abriendo una tienda con una línea más “smart” llamada Urban Madness.”

Lo que arrancó como una empresa “mitad romántica y purista y mitad comercial” daba sus frutos. La clientela empieza a diversificarse y la tienda se convierte en un referente para la escena. “Venían chavales con sus madres desde barrios del extrarradio de Madrid para adquirir sus primeros Fred Perry’s. Y se mezclaban en aquel pequeño local con niños que cursaban estudios en los mejores colegios privados”.

A pesar de la aureola de romanticismo con el que alguno intenta barnizar la estética skinhead, el coste de la misma en el Madrid de comienzos de los noventa no era precisamente barata. “Te puedo decir que un polo Fred Perry costaba 4.500 pesetas (27 €), una sudadera Lonsdale, unas 6.000 pesetas (36 €), un jersey de pico Fred Perry, unas 5.500 pesetas (33 €). Obviamente el coste de la vida era otro y los salarios también, pero por suerte, muchos de aquellos jóvenes ya tenían sus primeros empleos o por el contrario se traían a algún familiar para que costease la compra (las madres siempre pedían descuento, por cierto).”
Económica o prohibitiva, la estética skinhead comienza a familiarizarse en Madrid a la velocidad de la luz. Un boom que deparó una de las anécdotas más curiosas deStreet Style en toda su historia: “Recuerdo un día donde aparecen en la puerta cuatro secretas y a los cinco minutos aparece un cliente que vivía cerca de la tienda de San Raimundo, acompañado por el hijo de Felipe González, por entonces presidente del Gobierno…El chaval lucía una media melena y quería comprarse una sudadera Londsdale… Posiblemente ese día fue el comienzo del final de esa marca.”

La familiarización de la estética skinhead trajo consigo una desvirtuación a nivel estético en años posteriores difícil de asimilar, producida en parte “por ciertas influencias musicales dentro del movimiento” en opinión de Chamberí Firm.

El cambio entre mediados de los ochenta y mediados de los noventa era patente en la escena skinhead madrileña. El primero fue “tener acceso rápido a música y ropa, ya que no todo el mundo podía permitirse viajes a Londres para adquirir aquel material”. Pero también se produjo un cambio más profundo ya que “antes de 1993 el 80% del movimiento en Madrid estaba relacionado, o por lo menos simpatizaba, con grupos NR. O por lo menos simpatizaban con posturas patrióticas sin más. A partir de entonces muchos jóvenes, provenientes de las tribus urbanas más variopintas, adquieren la estética skinkead con una postura antirracista, que lo que realmente aglutina son a militantes de izquierda o jóvenes que habían tenido encontronazos por las calles con aquellos skinheads primigenios. El hecho de que alguno de los fundadores de aquel nuevo movimiento me llevara a mí como diez años ya dice mucho de aquella “subida al carro”. Esto provoca cada vez más incidentes en Madrid y más control policial. Incluso gente que no pertenecía a ninguna de esas opciones, pero a la que le gustaba la música y la estética, sufrió las consecuencias de esa guerra urbana, lo que provocó que mucha gente abandonara el movimiento o simplemente adaptara una estética más discreta.”
Street Style tuvo dos localizaciones distintas. “La primera tienda se inaugura a mediados de 1990 y después de funcionar muy bien y mejorar nuestras expectativas se decide expandirnos al centro de Madrid y abrir la sucursal de la calle Estrella. En aquella época eran muchos los jóvenes que solían acudir a la zona de Gran Vía-San Bernardo para adquirir ropa y discos de todo tipo e incluso comics. Como la idea era abrir un estudio de tatuajes en el nuevo local, entendíamos que aquella zona era ideal para ese tipo de clientela. En aquellos momentos el único estudio serio de tatuajes era el de Mao & Cathy en Malasaña y el de un francés en Lavapiés.”

Dos localizaciones y muchas “leyendas urbanas” tras de sí. La primera de ella, la mala relación con el entorno DSO-Urban Madness. Sobre ello Chamberí Firm comenta“como ex -empleados de DSO era una relación de respeto, aunque hubiera algo de competencia. En el caso de Urban Madness, con uno de los dependientes salíamos de marcha y conciertos durante años, no te digo más”. Otra leyenda propagada, esta vez a posteriori, fue la vinculación de los orígenes de los socios fundadores de Street Style a la escena anti-fascista madrileña, concretamente a los orígenes del Sharp-Madrid. “Nada más lejos de la realidad. Los dos socios habíamos militado en entornos falangistas y NR a mediados-finales de los 80, pero el hecho no tener en la tienda célticas de tres metros y vender música Soul y mod hizo que algún que otro personajillo intoxicara. Curiosamente, estos personajes llevaban tres días en la escena. La gente que movía el cotarro en Madrid en todos los sentidos nos conocía (mods + skins + gradas). Bien es verdad que cuando yo abandoné el negocio se contrató a un empleado que provenía de ese entorno…Pero esa ya es otra historia que yo ya no viví.”

Pareja a esta leyenda urbana está el hecho de que destacados miembros del anti-fascismo militante comprasen vinilos de música RAC en Street Style. Para más inri, de RAC alemán. Sobre ello Chamberí Firm declara “desde luego de 1990 a 1995 esto no fue así porque para ese mundo éramos considerados nazis, otra cosa es que en los últimos años hubiera pedidos por correo de ese entorno o de cualquier otro sin saberlo, los cuales nosotros tratábamos como cualquier otro pedido.”

Leyendas urbanas y anécdotas en torno a Street Sytle. Unas graciosas “recuerdo haber realizado por teléfono desde la tienda, una entrevista telefónica para el diario ABC y haber recibido la visita de alguna cámara de TV”otras menos como el hecho de que “en ambas sucursales de Street Style, los primeros agentes de la Brigada de Información de Tribus Urbanas (recién formada por entonces) seguían desde el metro a algunos clientes “revoltosos” y les esperaban a 50 metros de la tienda.”
Y alguna que mezcló lo surrealista con lo cómico y que casi tuvo un final trágico. “La anécdota más surrealista no se produjo dentro sino fuera de la tienda. Street Style era la principal anunciante de la revista Super Hincha en sus inicios. Uno de los componentes del equipo de Super Hincha, en un viaje del FA a Atenas, creo recordar, hizo una foto a un componente de la  expedición, no sé si peñista y con problemas de visión en un ojo. Dicho personaje iba con una tajada impresionante y se desnudó en el hotel de cuerpo entero, momento en el que el fotógrafo de la revista aprovechó la ocasión para inmortalizar el momento.

Al enseñarnos la foto en la tienda y tener que empezar a montar la contraportada de la siguiente edición de la revista, nos hizo gracia y la utilizamos como “leit-motiv” del anuncio. El tipo aparecía en pelota picada tapándose sus partes y el personaje no era lo que se dice un “Adonis”. El eslogan era “a que esperas para vestirte en Street Style”, o algo así. Os podéis imaginar lo que supuso esa foto en una tirada muy importante de ejemplares que se vendían hasta en los Vips…A las semanas recibimos la visita de unos abogados de la ONCE (el tipo tenía algún tipo de minusvalía) que amenazaban con demandarnos. No recuerdo cómo pero el tema acabó en agua de borrajas, de milagro…”

Aún así, el peor momento de la tienda madrileña fue cuando sufrió un alunizaje precisamente en la época en la que la estética skinhead se había puesto de moda en Madrid. “La policía lo consideró como un robo común, pero en el mundillo también había gentuza y siempre tuvimos nuestras sospechas.”

Steet Style, un recuerdo vivo de la que para muchos fue la mejor época de nuestra vida.


Fuente: Nuestra forma de vida