No es común, pero ciertas obras de fantasía contemporá bneas logra tal éxito y tal influencia en la cultura popular (y erudita en ocasiones también), qué logran convertirse en auténticos mitos a la altura de las grandes sagas indoeuropeas cómo los Argonautas, los Nibelungos o Gilgamesh. Algunos de estos raros ejemplos serían por ejemplo los héroes de Tolkien, los horrores primigenios de Lovecraft o de quien vamos a hablar a continuación: Conan El Bárbaro.
Las aventuras del célebre bárbaro nos trasladan a una era mítica ya olvidada, antes del hundimiento de Atlantis y cuando la tierra era sólo una, es la era Hiborea, era de magia y espada y poderosos imperios cómo el de Aquilonia o Estigia.
Sin embargo nuestro bárbaro tiene un origen mucho más humilde, es un cimerio, una población qué vive al norte de la tierra conocida, un pueblo de guerreros nobles y poderosos caracterizados por su forma de trabajar el acero y su incuestionable amor a la libertad y a su tierra. El origen de Conan no está del todo claro y existen diversas versiones, pero siempre coinciden en algo, de los poderosos presagios qué acompañaron su alumbramiento siendo e ste hijo del acero, pues su madre fue eviscerada en medio de un combate (las mujeres cimerias marchan a la guerra igual qué los hombres) por una descomunal hacha de batalla, qué aunque segó la vida de la mujer, permitió cómo si de una brutal cesárea se tratara, el nacimiento del retoño.
Conan abandonará joven su hogar guiado por su sed de aventuras y desde entonces vivirá múltiples vidas, desde ladrón en la fabulosas ciudades de marfil de Zamora llenas de magia y embrujo, a asolar las Costas de la Espada junto a los piratas negros y su reina Beth, desde mercenario en las legiones de Aquilonia hasta ocupar el mismo trono de este fabuloso imperio tras derrocar al cruel tirano Numenides. Estás increíbles gestas las lograra gracias a tres cosas: su ingenio natural, su fuerza y un particular sentido del honor qué le lleva a despreciar especialmente la debilidad, la cobardía, la brujería y los subterfugios.
El padre de éste héroe de papel (y de muchos otros cómo Kull de Atlantis o Solomón Kane) es Robert Erwin Howard (1906-1936) un autentico mercenario de la pluma y colaborador de múltiples publicaciones pulp de la época cómo Weird Tales (qué verá nacer entre sus amarillentas páginas de pulpa de celulosa al fiero Cimerio). Rober E Howard nos dejará cómo legado 20 relatos del bárbaro y una novela “La Hora del Dragón”, algunos de ellos publicados postumamente pues el autor se quitó la vida cuando murió su madre con quien estaba muy unido. Pese a tratarse de un escritor pulp y su obra enmarcarse dentro de la mal llamada “literatura menor” ha sido objetivo de sesudos estudios al estar repleta de referencias a los mitos europeos y de poseer un trasfondo filosófico nada simplista.
Conan sin embargo conocerá su revival defintivo en los 70 cuando Marvel compra los derechos de la obra y publica una serie de comics basados en la obra de Howard, realizados por el genial dibujante John Buscema qué nos legará la imagen característica del cimerio qué todos tenemos en mente, el éxito definitivo será en los 80 con la realización de las geniales adaptaciones de John Millius “Conan el bárbaro” y “Conan el destructor”, protagonizadas por un entonces aún apenas conocido Arnold Schwarzenegger.