TdE/Un “Alacrán enamorado” con poco veneno.
Por Jordi Garriga
Se suele decir que los actos delatan el
verdadero carácter de las personas, y que del mismo modo todo lo que
hacemos es un reflejo de nosotros mismos. En el caso de esta película,
creo que se ajusta perfectamente a esta constatación. Es una película
progre para progres. Pero para progres muy desesperados.
Desde los primeros minutos ya sabes que
es una película muy mediocre. Los contínuos saltos de escena, y la falta
total de ritmo auguran una sesión bastante tediosa.
“Alacrán enamorado” es una película
basada en el libro homónimo de Carlos Bardem (si, el hermano de Javier
Bardem) En el film se pretende retratar a un joven de barrio miembro de
una banda de nazis malotes que hacen cosas feas. Este chico adora el
boxeo y en el gimnasio trata con miembros de la etnia subsahariana, y se
enamora de una chica medio subsahariana. Y a partir de allí inicia un
itinerario de redención, etc, etc… Una historia de moral progre.
Al principio de la película aparece
Javier Bardem como el líder trajeado de los chicos rapados, haciendo un
discurso en el que se notan los apuntes que el guionista realizó en sus
visitas a las webs del “Área”. Luego, títulos de crédito con filtro rojo
donde el grupo de chicos malsanos destruyen un locutorio telefónico. A
partir de ahí, el aburrimiento. Aderezado, eso sí, con escenas de sexo
interracial y un buen repertorio de tacos.
A nivel artístico, visual,
interpretativo… la película está muy por debajo de la media. Es cine
español subvencionado de la peor especie. Los personajes no comunican
nada, no contienen nada. Julián, el protagonista de la historia, lleno
de tatuajes “88”, “ACAB”, cruces diversas… ignoro si realmente tiene
ideas políticas, ya que desde el minuto 1 se le ve desmarcado del resto,
y nada nos indica el motivo. Julián viene de un entorno familiar
desestructurado, que como todos sabemos es lo ideal para que salgan
nazis por doquier... Impagable y surrealista la escena de la ducha, cuando
el protagonista, duchándose con su amada, agrede repentinamente a un
compañero de piso de la antedicha, y ésta le recrimina a él que ha sido
porque “era negrata” (adjetivo que nadie usa desde los años 80). Por un
lado, él parece ser solo “racista” en esa escena, por otro, ella
defiende a su “compañero racial” a pesar de que las razas no existen
según los progres. O cuando ella le dice a él que quiere tener mulatos…
¡si las razas no existen!
El líder encarnado por Javier Bardem se
halla investido con todos los atributos del buen político populista:
bien vestido, bien hablado, amable… Usa a los jóvenes como un pequeño
ejército para defender a los pequeño-burgueses asustados ante tanto
inmigrante bajo su casa. Mafioso, vaya. Y lacayo de los capitalistas,
por supuesto. Crea una entidad llamada… ¡Ezra Pound Fundación! (intentando emular a CasaPound) Pero en
la película no explican nada acerca de ese nombre. Y como los progres no
entienden que alguien pueda hacer cosas sin interés de ningún tipo,
hacen que este personaje no sea más que un negociante que vive de los
donativos de los pobres burgueses atemorizados. Como no, cree el ladrón
que todos son de su condición.
Y los buenos de la película… Los buenos
están a la altura de la moral progre: el entrenador de boxeo del
protagonista es un ex boxeador alcohólico fracasado que vive en un
cuartucho lleno de porquería. El dueño del gimnasio es un rastas. Los
subsaharianos son bellísimas personas todos ellos. La mulata tiene
rasgos y cuerpo de europea, curiosamente.
Uno de los secundarios principales,
armado con unas excelentes patillas y con un vestuario skin realmente
bien escogido, ataca a esta mulata y le da una paliza. Lo curioso del
caso, y surrealista, es que se presenta hablándola en ¡alemán!
Los despropósitos son una constante. Y
lo peor de todo es la sensación de que es un cortometraje extendido, con
multitud de escenas de relleno, cambios de ritmo brutales y muchas
situaciones mal explicadas. Y cuando llegas al final de la película, te
preguntas qué historia han querido contarte realmente. Y aún estoy
haciéndomela.
Fuente: Tribuna de Europa