miércoles, 13 de febrero de 2013

Intolerancia roja















Por lo que hemos podido leer en la prensa tanto alternativa cómo del sistema, el señor Esteban Ibarra parece volver a la carga en su cruzada en nombre del pensamiento único y la tiranía mundialista, esta vez yendo un paso más adelante y exigiendo que se endurezcan las penas contra aquellos que, desde posturas indentitarias, ataquen la nueva Europa de la multiculturalidad.

No vamos a hablar esta vez de libertad de expresión, ya que es un tema que hemos tratado ya aquí infinitas veces y creemos que cualquiera que tenga dos ojos y un cerebro mínimamente funcional, entenderá la contradicción intrínseca de aquellos que dicen defender la libertad a golpe de mazazo judicial y de penas de prisión a todos aquellos que cuestionan lo establecido.

Esta vez vamos a hablar de otra contradicción aún más grave, la de aquellos que desde el mundialismo y la mentira de la multiculturidad, buscan luchar contra el racismo eliminando cualquier resquicio de diferencia cultural y étnica, aquellos cuya utopía es un mundo global y estandarizado, carente de color y diversidad, aquellos cuyo máximo afán es lograr una falsa igualdad haciéndonos renunciar a todo aquello que nos hace únicos, aquello que da riqueza al mundo y que ha sido motor de la historia de los pueblos a lo largo de los siglos.

Nuestra postura respecto al racismo es de radical oposición, lo cual nos coloca a años luz de los sectores más reaccionarios y tradicionales de la extremaderecha. Para nosotros el racismo es una lacra que nuestro movimiento ha arrastrado durante décadas y del cual es prioridad desembarazarse en nombre del progreso y la vigencia de nuestro credo.

Nosotros entendemos el racismo como la creencia en la superioridad biológica o cultural de un pueblo sobre otro, postulados decimonónicos de inspiración darwinista, que no tienen el más mínimo sentido en nuestros días. Por eso, abogamos por un mundo en que cada pueblo pueda desarrollarse libremente en la tierra de sus ancestros, sin inferencias de ningún tipo, un mundo donde las relaciones interculturales tengan lugar en igualdad de condiciones y no en base a parámetros de centro-periferia o explotadores-explotados.

Pero desde luego, no pensamos que la multiculturalidad sea en absoluto la solución para estos problemas, al contrario, esta es solo una artimaña más del capital, disfrazada de una falsa progresía, pero en el fondo no deja de ser un paso más hacia nuestra total esclavitud al sistema global, pues no hay cosa que haga más sumiso al esclavo que su total desvinculación de aquello que le convierte en un ser diferente y consciente, en este caso nuestra cultura.

Desconocemos si estas cosas se las plantea el señor Ibarra y todos aquellos que de un modo u otro apoyan y financian sus bufonadas. Desconocemos si se trata de un infantilismo revolucionario (impropio de alguien de su edad), o de una perversa malevolencia. Sea como sea, no podemos hacer un llamamiento a nuestros hermanos para que continúen su lucha por la identidad contra el racismo y la globalización…. ¡Su odio y sus amenazas no nos harán renunciar a aquello que es justo y en lo que tenemos fe de verdad!

0% RACISMO 100% IDENTIDAD