Tolkien anuncia a una civilización que ha rechazado el valor
de la aventura, el significado que ésta tiene en la formación de los valores.
El mundo del hobbit con sus alacenas llenas de comida, sus chalecos, y sus
hábitos sedentarios es extraño al misterio de lo imprevisible. El universo
hobbit considera "respetable" al que "nunca tuvo aventura alguna
o hizo nada inesperado".
Tolkien describe las
limitaciones de la civilización hobbit, mito de la vida campestre y pacífica
alejado de las utopías de los sistemas monistas y abstractos. Así Bilbo Bolsón
responde al mago Gandalf, que lo invita a una aventura: "En estos lugares somos gente sencilla y tranquila y no estamos
acostumbrados a las aventuras. ¡Cosas desagradables, molestas e incómodas que
retrasan la cena!”. Sin embargo, la civilización hobbit no se niega por
completo a las experiencias fundamentales del azar y del peligro, en el hobbit
anida el recuerdo fabuloso de sus orígenes que lo relacionan con las hadas y
con lo mágico. El hobbit decide emprender sobre sus hábitos ordenados y su vida
pacata, el proceso místico de la aventura, en que renacerá un ser muy distinto
del viejo hobbit del agujero confortable y los largos anillos de humo de su
pipa contemplativa.
En Tolkien están muy presentes mitos fundamentales como el
símbolo del renacimiento, el de la espada, el del retorno del señor del mundo,
el de la puerta secreta y el de la lucha contra el dragón. Cada uno de estos
mitos es paralelamente un orbe literario. Un juego de signos y de historias
subordinadas al desarrollo de las aventuras del héroe. Como centro de ese
simbolismo aparece el arma con que el héroe debe enfrentar las pruebas de su
purificación y ejercer su acción sobre la realidad, en la existencia de una
espada de origen élfico Tolkien señala la acción necesaria de los guerreros. El
hobbit pacífico y bonachón se transforma en un guerrero sereno y arriesgado (…)
La espada simboliza el destello de un ser distinto que aparece en el doméstico
hobbit que extraña su mecedora y su cama. La espada encarna así el símbolo de
un ser cualitativamente diferente y, simultáneamente, representa el interés por
el lenguaje que caracteriza la obra de Tolkien (…).
La espada representa el espíritu de aventura y el poder
actuante de la "gracia" sobre la realidad.
José Luis Ontiveros