Algunos días más tarde, el K.P.D. organizó una demostración gigantesca en el Sportpalast (Palacio de deporte), en cuyo transcurso un sargento de la policía se atrevió, por supuesto sin haber hecho la menor provocación, a entrar en la sala de reunión. Se le tiró desde la tribuna un vaso de cerveza a la cabeza, que le fracturó el cráneo, debiendo ser llevado al hospital en grave estado.
¡Cuan pequeño y modesto aparecía en cambio nuestro delito!. Pero al K.P.D. no le fue torcido ni un pelo; pues los comunistas son los "niños políticos" de la socialdemocracia. Se los deja hacer, porque de vez en cuando se lo precisa, y en resumidas cuentas ambos son hermanos de la misma carne y de la misma sangre.
Pero al nacionalsocialismo se lo atacaba con prohibiciones, a pesar de que con suficiente frecuencia había probado su pacifismo y había respondido, aun a los más insolentes e irritantes intentos de provocación, solo con férrea tranquilidad y disciplina.
"La conquista de Berlín"