"En el fascismo, hay, antes que política, una
dimensión estética, simbólica y existencial; un cierto saber hacer
aristocrático consagrado al pueblo, que se decanta por el espíritu
cultivando su cuerpo, que aclama triunfalmente a la muerte viviendo
plenamente su vida, que experimenta la libertad en el seno de la
comunidad. Ser fascista, es algo casi indefinible, un quid, una mezcla
de activismo, de juventud, de combatividad, de misticismo...... Ser
fascista, es poseer una voluntad de grandeza, de potencia, de belleza,
de eternidad, de universalidad. Es adherirse a una lógica de
fraternidad, de camaradería, de comunidad..... Es concebir la existencia
como una lucha y una conquista, sin resentimientos. Es regalarse a sus
camaradas, a su nación, a su ideal, justo hasta el sacrificio extremo.
Sí, ser fascista es todo esto, y además, con un estilo, con una idea de
la estética, con un gusto por el decoro. Es ser elegante y sonriente
hasta el cadalso y más allá.”
Adriano Scianca