martes, 27 de marzo de 2012

Intereconomía habla sobre Casa Pound

Los okupas de la derecha radical italiana
JULIO ROMÁN

En diciembre pasado un desequilibrado, pertrechado con un arma, disparó contra un grupo de vendedores ambulantes senegaleses en Florencia, hiriendo a varios y matando a dos. El crimen conmocionó a Italia y dio a conocer a una organización por la que el asesino tenía simpatía: Casa Pound. Gianluca Caseri, que así se llamaba el autor de los disparos, había participado en algunos actos de Casa Pound. Eso bastó para que esta asociación recibiese el fuego mediático y político. Lejos de amilanarse, la réplica llegó en forma de entrevistas a su líder, Gianluca Iannone, y con un comunicado de repudio al crimen y al intento de sacar tajada por parte de algunos que sorprendió a quienes creían encontrarse ante una organización racista y partidaria de la caza al inmigrante. “En el código genético de Casa Pound no se encuentra la xenofobia ni ninguna incitación a la violencia discriminatoria. Por eso jamás ninguno de nosotros ha sido implicado en alguna acusación por motivos racistas, étnicos o religiosos”, señalaba la nota, al tiempo que explicaba que “nos oponemos al fenómeno de la inmigración en masa, que para nosotros es un puñal de doble filo que destruye y humilla de igual manera a los inmigrados y a la población autóctona”.

El Señor de los Anillos

El remate terminaba de descolocar: “La sede central de Casa Pound Italia está en el centro del barrio chino de Roma, lo cual nunca provocó ningún tipo de tensiones. Al contrario, organizamos el 19 de diciembre un encuentro público con la comunidad china de la capital para ver cómo podemos colaborar para hacer de nuestro barrio, el Esquilino, un lugar más agradable para todos”. Pero ¿qué es esa extraña organización que encandila a los jóvenes de la derecha radical italiana y en cuya sede central, un sólido edificio romano, ondea en la fachada una bandera vanguardista con su emblema, una tortuga? Ni más ni menos que un movimiento que comenzó a partir de ocupaciones de edificios deshabitados. La prehistoria de Casa Pound habría que buscarla en la década de los setenta del siglo pasado, cuando las juventudes del Movimento Sociale Italiano (MSI), el Fronte Della Gioventù, se decantó por lo alternativo. Eran tiempos de renovación en la llamada Destra y eso se notó. Por la ventana salieron las viejas iconografías o la nostalgia incapacitadora y por la puerta entraron nuevos aires que plantearon debates sobre el ecologismo, la música o la literatura. Fueron los años de los Campos Hobbit, cuando la iconografía de la obra de J.R.R. Tolkien empapó las filas de la Destra: frases como “Gandalf vive y lucha con nosotros”, grupos de música como Compagnia dell’Anello o El Señor de los Anillos como obra literaria de referencia.

A favor de los excluidos

De aquellos polvos, vinieron los lodos que, ya en los noventa, favorecerían la creación del centro Bartolo por militantes juveniles “misinos” en la calle Bartolucci de Roma. Social y autogestionario, sí. Pero de Destra. Y a principios del siglo XXI tomó el relevo Casa Montag. Luego, a finales de 2003, aparece Casa Pound. Radicada en la Via Napoleone III de Roma, en el Esquilino, donde habita una gran parte de la comunidad china de la capital italiana, se trataba de un inmueble okupado destinado a dar cobijo a varias familias sin hogar. El nombre de Pound no fue casual. Con él se rendía homenaje a Ezra Pound, el poeta estadounidense defensor hasta el final de Benito Mussolini y de la República Social Italiana (RSI) y, sobre todo, fustigador de la usura y el economicismo. Constituida en asociación en 2008, Casa Pound pasó a expandirse por toda Italia, con varias okupaciones en diversas ciudades y la formación de iniciativas paralelas. Así, Ianone no solo lidera Casa Pound, sino que también está al frente de un grupo de música (ZetaZeroAlfa) y una emisora por internet (Radio Bandiera Nera) e inspira librerías como La Testa di Ferro, pubs como Cutty Sark y una organización estudiantil, el Blocco Studentesco. Incluso cuentan con una antigua estación de tren en la que se celebran fiestas, conciertos y conferencias, llamada Area 19. Todo bajo el paraguas de Casa Pound, que continúa su cometido inicial de reconstruir edificios abandonados para beneficio de familias italianas. A esto hay que sumarle que las casas de estos peculiares okupas ofrecen su propia oferta cultural y deportiva y desarrollan campañas a favor de los excluidos italianos y de minorías étnicas o religiosas en el extranjero. En ese sentido, los militantes de Casa Pound prestaron labores de voluntariado en Abruzzo tras el terremoto de 2009 y el pasado mes de febrero apoyaron la situación de emergencia por la ola de frío, participando en la distribución de víveres y medicamentos a poblaciones aisladas o en la limpieza de placas de hielo. En el plano internacional, y aunque sorpresa, la organización -que mantiene como eslogan “Cero por ciento racismo, cien por cien identidad”- ha realizado cometidos similares con la minoría karen, reprimida salvajemente por el régimen militar birmano, o por los cristianos serbios de Kosovo. En 2011 miembros de Casa Pound recorrieron varios orfanatos de Kenia distribuyendo alimentos, libros y medicinas.

A paso de tortuga

La elección de este animal como emblema de Casa Pound obedece a lo simbólico del mismo y a las diversas interpretaciones que se le pueden dar, según expone la propia organización. No solo porque la tortuga -testudo en italiano- va unida a su caparazón, que es su hogar, sino también por su paciencia y porque esa era la formación de protección que utilizaban las legiones romanas, entre otras explicaciones.

Fuente: http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/sociedad/los-okupas-derecha-radical-italiana-20120314