viernes, 24 de febrero de 2012

Redes Sociales


En las últimas décadas, nos hemos visto atrapados en una vertiginosa espiral de innovaciones tecnológicas de las que, queriéndolo o no, han llegado a depender nuestras vidas. Las hemos aceptado y las hemos incorporado a nuestro día a día, simplemente porque lo hacía todo el mundo. Nos hemos subido al carro sin llegar a plantearnos en la gran mayoría de los casos algunas cuestiones fundamentales:

¿Son realmente buenos todos estos inventos, o pueden llegar a resultar perjudiciales?

¿Nos enriquecen?

¿Su implantación ha resultado positiva o negativa para la comunidad?

Realmente no podría atribuírsele una maldad o una bondad intrínseca a la simple existencia de estos adelantos. Este carácter habría que buscarlo no en el elemento en sí, sino más bien en el cómo se utiliza. Por ejemplo, para las familias más modestas la aparición del primer automóvil utilitario (el KdF-Wagen) supuso un avance fabuloso, ya que gracias a él pudieron viajar como hasta el momento solo lo hacían las clases más opulentas. Sin embargo, en malas manos, un coche puede transformarse en un arma mucho más peligrosa que una pistola, tanto para el conductor como para los que tienen la desgracia de cruzarse con él. Basta mirar cada día las noticias…

¡¡¡EL USO ES LO IMPORTANTE!!!

Igual sucede con las redes sociales, un nuevo invento que podría servir para mantenernos en contacto con un amigo que vive lejos, para rencontrarnos con viejos compañeros de colegio o de carrera, o para contactar con personas con las que podamos compartir intereses; pero que por desgracia, en la mayoría de los casos, han sobrepasado con mucho estas funciones.

Las redes se han convertido en una auténtica adicción que impregna, con el repugnante morbo del mundillo “rosa”, las vidas privadas de millones de personas anónimas que NECESITAN publicar en ellas desde sus quehaceres cotidianos más ordinarios hasta sus intimidades más escabrosas, para sentirse socialmente integradas. Hay que figurar, hay que acumular “amigos”, o mendigar comentarios para sentirse vivo. Si no, ¡no cuentas!

Se ha pervertido el orden natural de las relaciones humanas, degenerando las actitudes de una masa gregaria que se mueve al vaivén de los dictados de la moda.

Políticamente su uso ha sido también nefasto. Financiadas por grandes grupos capitalistas y agencias de información, las redes han servido para canalizar y reconducir las iras y frustraciones de millares de ciudadanos hacia una indignación controlada dentro de lo políticamente correcto, que ha mantenido a buen resguardo al Sistema poniendo bajo su mando a opresores y disidentes, enfrentándolos en una banal batalla donde el vencedor siempre es el Amo que mira complacido desde el otro extremo de los hilos.

Aún si cabe, más preocupante resulta el hecho de que toda la información e imágenes colgadas por los usuarios en sus perfiles pasen automáticamente a ser propiedad de la empresa para comerciar o utilizarlas a su antojo, formándose inmensas bases de datos al alcance tanto de las grandes corporaciones, como de gobiernos y grupos de poder, que pueden emplearlos libremente con miras a la manipulación y el control de una sociedad envenenada por el materialismo, que acaba siendo dominada por sus vicios y placeres, como el burro por la zanahoria.

¿Una Humanidad al servicio de la tecnología, o una tecnología al servicio de la Humanidad?

Fuente: Devenir Europeo